Era 1994, Islas Margarita, Venezuela. 23 años.
Martín bailaba como un profesor de Salsa, Merengue, Bachata...y todas queríamos ser su pareja de baile para el concurso de fin de viaje. Yo fui la afortunada de bailar con él ese gran día que no puedo olvidar.
Cuando Martín supo de mi accidente, me cuenta personalmente este fin de semana, no daba crédito. Con el tiempo supo que había sido madre de tres hijos y que había vuelto a caminar.
El universo ha hecho que nos reencontremos y un día me dijo: "volverás a bailar Bachata conmigo". Y así ha sido.
Esta vez despacito, pero aqui hay piernas, caderas y entusiasmo para dar "el mejor movimiento de cadera que pueda". Habrá más clases.
Decir que estoy orgullosa de ti, es poco, Montsita, no te diré que me asombras porque siempre te vi asombrosa, sólo faltaba que lo vieras tú. Un beso bien grande.
ResponderEliminarCarmen
habria que inventar una palabra por encima de la superacón y costancia.
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