sábado, 25 de febrero de 2017

BARRERAS FÍSICAS, MENTALES Y/O EMOCIONALES

Recordando el carnaval de hace 7 años y hablando sobre las barreras físicas, emocionales y mentales en un taller a profesores de un instituto, comentábamos la dificultad de superar las barreras mentales y emocionales.

Y como no puede ser de otra manera, hablé y hablo de mis experiencias.

Contándoles los mecanismos del estrés (supervivencia y adaptación), me sorprendí a mí misma al darme cuenta de que las barreras físicas no supusieron tanto estrés los años que rodé en la silla. 




Allí donde no alcanzaba mi mano, lo pedía, allí donde no podía subir porque había escalones, pedía ayuda a algún viandante, allí donde la silla no entraba por la estreches de la puerta, me metían en brazos. A veces me daba mucha rabia, ¡claro!, es y era inevitable, pues no entiendes que una puerta pueda ser tan, tan estrecha, o que no puedas prepararte un café recién despierta, porque olvidaste pedir que dejaran la cafetera sobre la encimera y no dentro del mueble. Parecen tonterías, pero os puedo asegurar que hasta que no estás sentado, sin poderte levantar, no caes en la cuenta de lo importante que es poner orden, disciplina y control en muchas cosas de tu vida que aparentemente son tontas y rutinarias. Por ejemplo, que no te dejen la alcachofa de la ducha puesta allí arriba, en las alturas. Recuerdo poner cada día, junto a la cama, la ropa que me iba a poner el día siguiente. Si me olvidaba de hacerlo, me suponía una trasferencia más. Es decir, pasar de la cama a la silla, ir al armario a por la ropa, y pasar de la silla a la cama para vestirme. Bueno, parecen tonterías, pero no lo son, son dificultes añadidas, pero no insuperables.

Estas barreras que llamo físicas, molestan, son un coñazo, pero se superan gracias a la buena predisposición de las personas que te rodean (te suben, te bajan, te llevan, te traen), a las habilidades que no te quedan más remedio que desarrollar y al manejo que le terminas cogiendo a la silla (aprendes a hacer el caballito para subir y bajar escalones) y al final, más o menos, sales airosa de casi todas las circunstancias y situaciones.


El problema es cuando a esas barreras físicas, le sumas las barreras mentales y las emocionales. O si es tu caso y no hay barreras físicas, cuando aparecen las mentales y/o emocionales. Esas barreras mentales van de la mano de las emocionales, pues es difícil separar unas de las otras. Esto sí que supuso un sobre esfuerzo en mi vida. 
Allí donde no había miedos físicos, estaban los mentales y emocionales. 

¿Cómo sabía que existían tales barreras mentales? Lo sabía cuando la silla pasaba de estar, de debajo de mi trasero, a mi cabeza.


El miedo a ser rechazada, el miedo a no ser aceptada por la sociedad, el miedo a no ser capaz o, simplemente, el miedo a sentir miedo

Ahora, en mi vida actual, detecto las barreras escuchando las señales  del cuerpo, observando los pensamientos automáticos y vigilando la atención que le presto al tiempo. Cuerpo, entorno (espacio) y tiempo, son las tres grandes limitaciones del ser humano. Nos identificamos con nuestro cuerpo (me hace falta un corte de pelo, perder 6 kilos, hacer más deporte, revisarme la tensión arterial...), con el ambiente y las circunstancias (mi pareja no me ayuda nada en casa, mi madre siempre se preocupa demasiado por los demás, en mi trabajo me hacen la vida imposible, todo me pasa a mí...) y con el tiempo (llego tarde a la reunión, me faltan dos horas cada día para terminar lo que tengo pendiente, ayer estuve, la próxima semana tengo que...). ¿Te suena todo esto?.
Nos identificamos con lo que pensamos, hacemos o sentimos. 

Lo fundamental es entender que toda barrera es una limitación que te pones a nivel mental y, una barrera que te pones a nivel mental, te limita y, todo lo que limita, te quita la libertad. 

Entender que un pensamiento que sea interpretado como una amenaza (amenaza que por lo general es no real), activa el mecanismo del estrés de la supervivencia, nuestro cuerpo se llena de sustancias químicas, las cuales nos darán energía para huir o luchar. Así activamos la amígdala y sentimos MIEDO. 

¿Cuáles son tus miedos?

El crecimiento personal, la evolución, el despertar, lo puedes llamar como quieras, es enfrentarse a esos miedos que no te dejan salir de tu zona de confort. Enfrentarte de la noche a la mañana a algo que desconoces, por ejemplo la silla de ruedas.
Enfrentarse además a esos pensamientos que desequilibran tu estado Psico-emocional y te desgastan, privándote de libertad. 


Quítate tus miedos y hazte poderoso. Todo está en ti. 

Y si te gusta comparte. 
Gracias

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