sábado, 26 de diciembre de 2015

Cuando dejas de ser persona, para ser un caso clínico.

¿Quién eres?
En más de una ocasión me sentí mal al ver que mi IDENTIDAD estaba siendo menospreciada. La integración y consolidación de todos los precedentes de mis vivencias se estaban deteriorando. Dejaba de ser Montse, para pasar a ser un caso clínico o un número de historia clínica.

Recuerdo que en una ocasión fui presentada como: "ella es una Lesionada medular D 12 - L 1". Eso  me pasó en mi primera cita con la psicóloga en el Hospital de Toledo.  Cuando terminó mi presentación al resto del grupo, le dije, "perdone, mi nombre es Montse Chinchilla y tengo una lesión medular D12 L1". Ella se disculpó.
En otro momento, en una exposición de "mi caso" en el Hospital Clínico de Málaga, sucedió lo mismo. EL traumatólogo me presentó como: "Ella es un caso de Lesión medular completa D 12  - L 1 que ha recuperado movilidad". Aquí no dije nada, agaché la cabeza sintiéndome fatal. Por dentro me decía: soy Montse, soy una persona y tengo un nombre.

Empezaba a ser un "Caso Clínico" y entre mis amigos y conocidos alguna vez era recordada como:  "aquella que tuvo el accidente y se quedó parapléjica… en silla de ruedas".

En sucesivas experiencias de mi vida me sentía perdiendo mi Identidad. Me preguntaba entonces: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi identidad?, ¿Con quién me identifico? ¿Qué creo que soy? 


Esas preguntas que me hacía tenían un origen. ¿Por qué percibía mi falta de identidad como un problema?. ¿Por qué quería sentirme especial? El deseo de ser especial es el que da lugar a la identidad y al especialismo.

Aquí empezaba a despertase la curiosidad de saber algo más sobre mí. Todos tenemos momentos en los que hemos sido puestos a prueba, tanto a nivel de creencias como de supervivencia. Realmente en esos momentos, no sabía quién era. Esos sentimientos tan malos, en esos momentos de falta de identidad, fueron en realidad "mis mejores guías". Sentimientos que llamaba y etiquetaba de MALOS, fueron los que me  guiaron a mi propia verdad. 




Sigo rebobinando mis experiencias y me doy cuenta que la percepción que tenía de mi identidad ha cambiado. Lo que entonces creía ser, Montse, mujer, 30 años, soltera, veterinaria, luchadora, trabajadora, amante de mi profesión, no creyente, agnóstica, deportista, cabezona, poco asertiva, nada cariñosa, hija, nieta, ambiciosa etc etc etc…no era más que la creencia que yo tenía de ser quién era. Ahora, sé que el hecho de presentarme como un caso clínico, o como un número de historia clínica, como una profesional veterinaria o como luchadora, no tiene la mayor importancia. Todo son creencias y percepciones y  llegas a cuestionarte si lo que crees que eres, realmente es. Posterior a mi accidente, he seguido teniendo experiencias enriquecedoras que me han llevado a continuar en la búsqueda. Cuando estás bajo la presión de  dificultades en tu vida, es el momento de des- aprender lo que hasta ahora habías aprendido. 


Cuando entras en conflicto entre lo que crees que eres con lo que te identificas, estás en el momento de búsqueda del cambio. Tienes que estar a la escucha, pendiente de esos momentos de tu vida que te hacen llegar  a lo más profundo de ti mismo y encontrar esa creencia nueva que te dice "hazlo", cambia.

No puede ser de otra manera: Si tienes fe en lo pequeño tienes fe en lo grande. No eres una persona, eres un SER. 

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