Después de 15 años he pasado otra vez por esa sensación de no sentir mis piernas, querer moverlas y no moverse y tocarlas y parecer que tocas corcho. Bastante desagradable pero esta vez sabiendo que era algo temporal y por una buena causa.
Hace cuatro años que me fracturé la tibia y el peroné. Me dejaron un tornillo bastante prominente y me molestaba al ponerme de rodillas. Solicité su retirada hace tres años pero la seguridad social no veía el momento adecuado para mi intervención. No debía ser el momento.
Un día pasé por el hospital clínico a ver cuánto tiempo más debía esperar, y la sorpresa es que no me iban a llamar, pues ya me habían saltado de la lista de espera. Me derivaron a un privado y en dos semanas ya estaba toda listo para la intervención.
Dos tornillos menos, chatarrilla fuera y otra experiencia más para contar.
El cuerpo físico es la manifestación de nuestro campo energético.
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