lunes, 6 de noviembre de 2017

¿A QUÉ EDAD LOS NIÑOS INTERACCIONAN CON OTROS?

Trabajando en mi clínica veterinaria organizaba talleres de Sociabilización para los cachorros. Eran los eventos más deseados por los clientes, las ”Puppy parties”. Durante dos horas los cachorros (separados a una edad muy temprana de sus hermanitos) aprendían a relacionarse con otros cachorros y conseguir una mejor relación entre ellos cuando fuesen adultos. 

Hoy no hablo de perros sino de niños, niños que deberían compartir tiempo con otros iguales a ellos. Pero, ¿a qué edad los niños interaccionan con otros?


He buscado información en Internet y dicen que los niños aprenden a relacionarse con otros después de tener un conocimiento de ellos mismos. Este conocimiento lo adquieren a través de las relaciones con su entorno, aprendiendo sobre el mundo y cómo vivir en él por medio de las interpretaciones sociales (omisión, generalización y distorsión) y otras señales que se le dan.

¿A qué edad entienden los niños que existen? 
Según los estudios los niños se vuelven más conscientes de ellos mismos a partir de los 18 meses. A partir de esa edad son capaces de reconocerse a ellos mismos y empiezan un profundo cambio en sus vidas, se ven como seres sociales. A esta edad aún no saben de emociones. Hasta este momento los niños son egocéntricos, se consideran el centro del universo y llama la atención de sus padres. Debemos respetar esto, ¿no?. ¿Cómo se les enseña a gestionar sus emociones? ¿Hablamos con ellos de la tristeza, de la rabia, del miedo...?

Dicen los expertos que este aprendizaje de socializarse debería llegar junto a la persona que más estabilidad emocional le proporcione y en contacto con la otra figura paterna o materna, ya que ambos sirven de modelo del que aprender. Entiendo que somos los padres quienes debemos enseñarles a conocer su mundo emocional. ¿Cómo estamos nosotros a nivel emocional? ¿Qué les decimos y qué mostramos? 

Es a partir de los 3/4 años cuando los niños ya saben de emociones y empiezan a saber cómo gestionarlas. Menos rabietas, manifiestan su tristeza, sus miedos, sus enfados y van sabiendo cómo gestionarlos.  Se empiezan a preocupar por los demás. Comparten sus juguetes. Cuando llega la "madurez emocional" es cuando pueden empezar a relacionarse con los demás niños y aprender de ellos y siempre, de momento, con la presencia de los padres (Dicen los expertos). ¿Y si no saben gestionar sus emociones es que no se lo hemos enseñado? o ¿es que nosotros estamos emocionalmente bloqueados? ¿Cómo trabajamos los padres las emociones con nuestros hijos? ¿Les hacemos ver lo que es l felicidad, la alegría y el amor? 

¿Qué hacemos enviándolos a la guardería con 6, 12 meses, 18 meses o a los 2 años? Lo justificamos diciendo: allí están mejor, se relacionan con otros niños, se divierten, aprenden ...

Y siguen creciendo... 5, 6, 7 años....juegos de ordenadores, exceso de televisión, tablet, maquinitas....y siguen creciendo...9, 10, 11 años, y llegan los móviles, las redes sociales, los whatsup, etc.

Reflexión: ¿Cómo serán las relaciones sociales de nuestros hijos cuando sean adultos? ¿Son nuestros hijos de los que están jugando con ellos mismos? ¿Se relacionan y juegan con otros de sus iguales? ¿De quién aprenden y qué aprenden? ¿Dejamos demasiada responsabilidad a los maestros y abuelos?

"Durante la infancia se forjan los valores para ser felices de adultos".

Os dejos aquellos inolvidables juegos de calle, en esa época donde no existía la Tablet, el ordenador, la wi, la Xbox, ni tantas horas de dibujitos animados en la tele,  donde niños y niñas estábamos en contacto unos con otros, aprendiendo a relacionarnos desde edades muy tempranas.

Sacado del periódico el MUNDO, los juegos inolvidables:

La mejor manera de hacer niños felices es jugar con ellos y dedicarles tiempo de calidad y qué mejor que con los juegos de toda la vida.

PARA CORRER


El escondite, el rescate, el pilla-pilla, policías y ladrones, el pañuelo, las cuatro esquinitas, el escondite inglés... Favorecen el trabajo en equipo y la autonomía personal. También benefician la agilidad, la resistencia y la percepción del propio cuerpo. No sólo sirven para descargar la energía, sino que son un buen instrumento para socializar con los demás y aumentar la seguridad en uno mismo.


PARA SALTAR
La comba, la goma... Además de hacer ejercicio físico, sirven para desarrollar el sistema locomotor y mejorar el sentido del ritmo, la coordinación y la resistencia. También estimulan el espíritu de superación.
Me encantaba el churro, media-manga o mangotera, jugaba con mi hermano Migue y sus amigos en la puerta de casa. 





CON PELOTAS
El balón prisionero, pies quietos... Estimulan la atención, la velocidad y la capacidad de reacción. Facilitan la aceptación de normas y el espirítu de equipo.





CON CANCIONES
La zapatilla por detrás, ratón que te pilla el gato, abuelita qué hora es, han puesto tablas para que pase... Fomentan la socialización, la agilidad y la autonomía personal.





SENSORIALES
La gallinita ciega, Marco Polo, ponerle la cola al burro, morder la manzana en el agua... Desarrollan la orientación, las percepciones sensoriales (visuales, táctiles y auditivas), la concentración, la atención y la confianza en los demás. Todos ellos sirven para tener vivencias con niños de la misma edad y crear lazos de amistad.



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