Ademadis, Asociación de deportistas de Málaga para personas con discapacidad, junto a la Fundación Victoria
han organizado unas Jornadas para mostrar, impulsar y apoyar el deporte adaptado
en la recuperación de las personas con discapacidad, así como para concienciar
a los más pequeños sobre su existencia y promover la inclusión.
Primaria |
Handbike |
El deporte adaptado, junto al
apoyo de mi familia y amigos, han sido para mí la manera de ir recuperándome poco
a poco, con perseverancia, dedicación y entrega, poniéndome a diario pequeñas metas
y nuevos retos. Dificultades, desesperación, cansancio, sufrimiento y a veces
incluso impotencia no han podido con la satisfacción y orgullo de conseguir y
alcanzar estas metas.
Hoy, gracias al esfuerzo de algunas personas, empresas y asociaciones, el deporte adaptado empieza a estar al alcance de más personas con discapacidad, pero aún queda mucho trabajo por hacer hasta que sea normalizado en la sociedad.
Ha sido un placer compartir mi experiencia de la mano de José Cristóbal, Campeón de Andalucía en la modalidad de Duatlón adaptado.
Natación, sky, sky náutico, baloncesto, buceo, kayak, piragüismo, hipoterapia, y últimamente handbike y ahora senderismo.
Desde el día 3 de diciembre y con
motivo del día de las personas con discapacidad, se han organizado estas
charlas para hablar del deporte adaptado como Herramienta de Rehabilitación y sensibilizar
sobre la discapacidad. El deporte adaptado debe ser normalizado.
CUENTO DE LA BUENA SUERTE O MALA SUERTE, QUIÉN SABE:
Había una vez un hombre que vivía con
su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un
caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien
más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que
hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de
nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿qué harás ahora para
trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte
has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
¿Buena suerte o mala suerte? Quien
sabe.
Pasó algún tiempo y el caballo volvió
a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido.
-El vecino al observar esto, otra vez
llamó al hombre y le dijo: No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más,
podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
-El hombre lo miró y le dijo: ¿Buena
suerte o mala suerte? Quien sabe.
Más adelante el hijo de nuestro hombre
montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna.
Otra vez el vecino fue a decirle:
¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo
se accidentó y no podrá ayudarte, tú eres ya viejo y sin su ayuda tendrás
muchos problemas para realizar todos los trabajos.
-El hombre, otra vez lo miró y dijo: ¿Buena
suerte o mala suerte? Quien sabe.
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra
con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a
los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo
llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar
imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
Se llevaron a mi hijo por estar sano y
al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
¿Buena suerte o mala suerte? Quien
sabe.
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