Me lo explicó, leí sobre la resiliencia y desde aquel día aprendí que quería seguir siendo más resiliente si cabe.
Hoy en día, en momentos de pandemia se habla de países resilientes, de economía resiliente, de turismo resiliente y, yo me pregunto: ¿Se puede aplicar la resiliencia a todo.
Me cuestionaba la pregunta de mi amigo y quería saber si yo había nacido resiliente o si, enfrentarme a mis conflictos y situaciones de dificultad me hizo serlo.
¿Cómo entiendo yo la resiliencia? ¿La resiliencia se aprende o es innata?
Creo que constantemente se nos está invitando a ser resilientes. La manera en la que te enfrentas a situaciones difíciles te hace más fuerte emocional y mentalmente y por tanto, más resiliente. Las dificultades en nuestras vidas se presentan de diferentes maneras, un accidente, una enfermedad, la pérdida de un ser querido, el sentirse abandonado por alguien...
Ante una situación así te puedes preguntar:
¿Se puede sacar algo positivo de ello? Si eres
capaz de ver una oportunidad en aquello que parece algo catastrófico y terrible, ya te estás permitiendo ser una persona resiliente.
Adáptate al cambio. La adaptación al cambio es lo que yo llamo salir de la zona de confort, esa zona metafórica en la que estas cuando te mueves en un entorno que dominas. En ella las cosas te resultan conocidas y cómodas sean éstas agradables o no. Tus hábitos, tus rutinas, tus creencias, tus actitudes y comportamientos son también parte de tu zona de confort.
Dicen los científicos que trabajar la forma física te hace ser mentalmente más fuerte y si no estás fuerte mentalmente no lo vas estar físicamente. Las personas que están en forma físicamente, son más resilientes en el trabajo. Sentada en una silla de ruedas, en épocas de bajón de mi vida, incluso durante mis embarazos, nunca dejé de hacer ejercicio físico.
Se sabe científicamente que existe una gran relación entre la salud física y emocional. Para empezar a ser resiliente hay que empezar a nadar, correr o montar en bicicleta.
Más de 1000 bombillas fallidas hizo Tomas Édison hasta que consiguió la que funcionaba. Pero ¿fueron intentos fallidos?. Pues no, no fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos, así lo describía el inventor de la bombilla. Es la diferencia entre tirar la toalla o ser persistente.
Ten esperanza
Tener esperanza ante las adversidades es de resilientes.
¿Se nace resiliente o se hace?
No lo sé. Lo que sí sé es que puedo decidir si quiero o no superar adversidades y convertirme en mejor persona.